CONTROL SOCIAL

La criminología procura analizar desde diferentes perspectivas (funcionales y estructurales) las instancias encargadas de reaccionar socialmente contra la desviación y la delincuencia.

El control social es toda intervención o fiscalización que se efectúa para supervisar el funcionamiento correcto de algo, en este caso, de la sociedad. 

Que la sociedad funcione bien, significa que se ajuste al plan preestablecido por quienes la gobiernan, que se basan en sus propias propuestas, y en las características y valores culturales de la sociedad de que se trate.

Para ejercer el control social pueden usarse medios persuasivos como la propaganda, a través de los medios de comunicación masivos; o de adoctrinamiento, a través de instituciones, como escuelas o iglesias; o coactivos, a través de leyes o normas jurídicas; que castigan a través del Estado, que monopoliza la fuerza, aquellas conductas que violen las normas impuestas, que desvíen a la sociedad de sus cauces fijados, que pueden variar de una a otra. Por ejemplo en las sociedades musulmanas existe un mayor control social sobre la fidelidad de la mujer, que en el mundo occidental, con medios muy represivos. 

El control social se divide en dos tipos: formal (rígido) e informal (difuso)

1.  Control social formal: constituido por las leyes y normas que rigen la convivencia.

2. Control social informal: es el ejercido por la sociedad, por los padres y por las personas que nos rodean.

En criminología, se denomina control social a la influencia que ejercen determinados elementos componentes de una sociedad, en la forma de comportarse de sus asociados. Así por ejemplo, si un ser humano nace y crece en solitario, sin roce ni relaciones intergrupales, no tendrá controladores sociales, por lo que en relación a una cultura determinada, éste será desviado, pues no se comporta como el resto desasociado, pero un ser humano que nazca y se desarrolle en un ámbito familiar, obviamente adoptará como propias, las formas de comportamiento de los demás miembros de la familia y, si no las adopta en su totalidad, orientará su comportamiento al menos a comportarse de una forma determinada. Posteriormente a la familia, el siguiente controlador social lo encontramos en la escuela; la influencia que ejerce la forma como los niños son tratados, educados, orientará su comportamiento. De esta forma, los principales controles sociales que analiza la criminología son la familia, la escuela, la iglesia y el gobierno, pero existen muchos más como la moda, la música, las series de televisión, etc.

La prevención; principal estrategia del control social 

La prevención es una de las estrategias del control social, que no sólo está dirigida a evitar el delito, como comúnmente se le interpreta. Ésta se emplea en todos los ámbitos de la vida social. Es un concepto que tiene varias aplicaciones, en dependencia del objeto al cual esté dirigida.

Prevención, según el Diccionario Océano de la Lengua española, es "la preparación o disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo". Esta es la acepción más general, pero se define más específicamente cuando se relaciona con la política social y la política criminal. De éstas estaremos hablando en lo adelante.

La prevención social es el proceso dirigido a garantizar la reproducción de relaciones sociales estables y armónicas, la cohesión e integración de proyectos individuales con los colectivos, con el fin último de articular el desarrollo social y económico sobre un consenso socio-ideológico.

Cuando la comunidad se integra a este proceso y adquiere un papel protagónico, entonces se trata de "un proceso de organización, preparación y disposición de la comunidad (a través de sus estructuras organizativas) para identificar primero y revertir después sus problemas específicos, a partir, principalmente, de los recursos y potenciales comunitarios" Ésta va dirigida a reducir la vulnerabilidad social, reproducir la efectividad de relaciones sociales estables y armónicas y evitar los problemas sociales.

La prevención del delito por su parte es el "conjunto de medidas e indicadores elaborados por el Estado, las organizaciones políticas y de masas y organismos o entidades estatales para minorizar el delito, sus causas y consecuencias, neutralizando sus efectos. Abarca un complejo sistema o red de medidas cuyo contenido varía en dependencia de la esfera social hacia la que van dirigidas y de acuerdo con su volumen"

El delito como fenómeno social es producto de la desigualdad social por lo que los cambios estructurales, con las correspondientes transformaciones económicas y sociales, constituyen la base objetiva para el desarrollo de estrategias de prevención del delito y de las conductas delictivas, debiendo ellas estar enmarcadas dentro del contexto del desarrollo económico como garantía de su eficaz ejecución. Por lo tanto ésta trasciende el marco jurídico penal para convertirse en una actividad intersectorial que incide sobre todos los factores de la sociedad.

Ehrenfried Stelzer sociólogo alemán, considera que la prevención del delito "es una obligación de toda la sociedad en su conjunto y de cada miembro de ella en particular por lo que se hace necesaria la utilización plena de todos los recursos con que cuenta ésta" y que "la prevención de la criminalidad, como concepto, abarca todas las actividades materiales, educativas y sociales encaminadas a superar y excluir".

En nuestra opinión esta prevención debe estar dirigida primero a evitar las causas del delito y las oportunidades de riesgo para delinquir, también entonces así se encaminará a evitar la conducta delictiva y la victimización como uno de sus resultados.

Estamos de acuerdo con lo expresado por Sánchez Galindo cuando plantea que "debemos prevenir antes que castigar: las sociedades del futuro deberán establecer métodos de prevención y tablas de predicción de tal suerte eficaces y valiosas que, aplicadas a tiempo, hagan de las prisiones (por humanas y científicas que éstas sean) objetos del pasado".

Al respecto nuestro Comandante en Jefe Fidel castro Ruz durante su intervención en la sesión ordinaria del segundo período de mandato de la 6ta legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la que se refirió al tema de la necesidad de seguir desarrollando la educación del pueblo en nuestro país con fines preventivos, expresó que "Las prisiones son las universidades del delito".

Aunque la prevención es algo que atañe a toda la sociedad, no puede realizarse a todos por igual, del mismo modo y sobre cualquier asunto que se estime debe ser abordado, se debe realizar primeramente un estudio minucioso de los problemas que confrontan los individuos, que deben ser previamente caracterizados, de sus causas (factores de riesgo) y cuáles son los aspectos que deben reforzarse (factores de protección) para contrarrestarlos. Las tareas de prevención deben ser planificadas y deben contar con la participación de todos los sectores de la sociedad y contar con un órgano que sea el que concentre toda la información sobre los problemas sociales y la criminalidad al objeto de poder dirigir estas tareas a las áreas de la sociedad que más lo necesiten por su vulnerabilidad.

En nuestro país la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, es la instancia que se encarga de controlar la ejecución y el cumplimiento de las políticas y estrategias que en materia de prevención orienta el Partido y que fundamentadas en ellas se proponen los órganos, organismos e instituciones del Estado y las organizaciones de masas y sociales que la integran.

Joaquín Canivell plantea tres niveles de prevención que están en correspondencia con el orden de prioridad que hemos expresado, los que se definen por los sujetos hacia los cuales se dirige el programa de prevención y por el momento en que se instrumentan.

Estos son:

  1. Prevención primaria: se dirige a toda la sociedad antes de que ocurra el delito o en el proceso de su desarrollo. Es una actividad de carácter general que tiene por objetivo el saneamiento de la sociedad para evitar o reducir la incidencia del fenómeno delictivo y de los riesgos de su comisión.
  2. Prevención secundaria: se realiza sobre personas o grupos que, por sus actos, se puede afirmar que tienen la posibilidad de cometer delito o adoptar modos de vida que las puedan convertir como socialmente peligrosas. (Estado peligroso)
  3. Prevención terciaria: centrada en determinados individuos o sectores poblacionales después de ocurrido el hecho delictivo para evitar que persistan en su conducta dañosa. En esta etapa o nivel se trabaja en la reeducación o reinserción del individuo.

La prevención tiene dos objetivos fundamentales, el primero consiste en determinar los factores criminógenos que se manifiestan y reforzar los que se les contraponen y el segundo es, precisamente, la eliminación de los factores que propician el delito, con la finalidad de evitar que hechos de esta naturaleza ocurran o se reiteren y así contribuir a la disminución de la criminalidad, mediante la ejecución de medidas preventivas elaboradas con carácter racional al objeto de que puedan ser llevadas a cabo y alcancen a todas las esferas sociales a las que van dirigidas.

Estas medidas, ante todo, deberán tener un fin educativo, por cuyo intermedio se genera un sentimiento de respeto y acatamiento al ordenamiento jurídico penal vigente y a las normas morales de la sociedad, pues sabido es que la promulgación de leyes más severas, aplicación de sanciones más altas y una mayor presencia de efectivos policiales no determinan enteramente la disminución de la delincuencia.

Nelson Pizzotti Méndez establece como objetivos de la Prevención, los siguientes:

  • Realizar investigaciones para la obtención de diagnósticos sobre actitudes personales y hechos sociales concurrentes en la génesis del delito, así como otros tipos de comportamiento o componentes de situaciones pre-delictivas.
  • Evaluación de las investigaciones criminológicas para establecer planes de profilaxis social con el fin de disminuir la incidencia delictiva.
  • Realización de campañas de orientación de la colectividad para obtener colaboradores en la prevención del delito
  • Elaboración de proyectos de leyes, reglamentos, normas y procedimientos relacionados con la política anti delictiva.
  • Aplicación de medidas de profilaxis social.
  • Formación del personal calificado para aplicar las medidas de prevención.

Coincidimos con la Ms.C Marisol Sóñora, cuando plantea que en el momento de trazar la estrategia de prevención social, que, por supuesto, entre otros factores incluye la prevención del delito, se debe tener en cuenta no sólo al individuo sino a éste en su interacción con la familia, el grupo donde se desenvuelve, la comunidad, etc.

En nuestro país un considerable por ciento de la actividad de prevención tanto la general como la referida al delito y las conductas antisociales, se realiza a través de los medios de comunicación y la televisión en particular (prevención primaria), existen espacios en la televisión específicamente dedicados a esta tarea, donde se afianzan valores como el de la solidaridad, el respeto a la propiedad social y particular, el sentido de justicia y el amor al trabajo y también se tratan la comisión de delitos y las conductas antisociales desde la perspectiva de la reacción social que éstas generan y las consecuencias que ocasionan tanto sociales como legales, para los infractores de la ley.

El trabajo de la televisión cubana está estrechamente vinculado con la labor educativa que el Estado fomenta a través de sus órganos, organismos e instituciones y de las organizaciones sociales para lo cual se definen lineamientos y estrategias a seguir. Pero esta cuestión será abordada con más profundidad en el Capítulo III por ser el eje central de este trabajo.

Acercamiento histórico-teórico-conceptual a los medios de comunicación. En la labor de la prevención

Como nuestra investigación tiene una orientación criminológica, ya que trata de la función de la televisión como instrumento del control social en una estrategia tan importante como la prevención del delito y las conductas antisociales en Cuba, resulta necesario que abordemos todo lo relacionado con su surgimiento y desarrollo, así como el marco teórico de la Comunicación a que nos hemos tenido que referir para realizar nuestro estudio.

La Criminología sitúa a los medios de comunicación masiva como agentes del control social informal por considerar que intervienen en el proceso de socialización de los individuos.

Hay autores que también los relacionan con el control social formal por el contenido que transmiten, en lo referente al control del delito, ya que son utilizados generalmente para formar parte (en el área de la divulgación) de las campañas de represión de la criminalidad.

En relación a esto somos de la opinión que estos tienen una función básicamente socializadora, de educación y de prevención, al igual que la escuela, la familia, la comunidad, aunque por las características de su comunicación (impersonal e indirecta) no es posible que estos puedan hacer cumplir las normas sociales con obligatoriedad pues no están en contacto directo con los individuos como el resto de los agentes o instituciones ya mencionadas; su influencia está en el plano ideológico y pueden llevar al convencimiento pero sólo a través de la transmisión de esos valores y normas que la sociedad quiere "implantar" en ellos, de acuerdo a las especificidades técnicas de cada medio.

Si tomamos en cuenta que los medios de comunicación tienen la característica de que confieren status, entonces podríamos hablar de cierta influencia coercitiva en los individuos, pues de todos es sabido que una nota, un comentario u otro tipo de acción comunicativa a favor o en contra de alguien o algo puede ocasionar cambios en la opinión pública sobre personas, instituciones, grupos, etc.

Mucho se ha hablado y escrito de la influencia de los medios en la conducta humana, las opiniones son ambivalentes. Unos opinan que ellos trasmiten valores positivos y son medios educativos, otros que son eminentemente violentos. Esta dicotomía alcanza a la televisión más que a otros medios.

Se plantea por numerosos especialistas que en este medio (y es cierto) actualmente se dedica una gran cantidad de horas a la emisión de programas de corte violento, no sólo referido a las noticias de crímenes, tiroteos, peleas y secuestros que se transmiten durante una considerable cantidad de horas al día, sino también de la violencia ficticia que se crea a través de las películas, los estereotipos de héroes, supuestamente justos, que se oponen a la violencia con más violencia lo que ha sido corroborado a través de diversas investigaciones.

Por otra parte, sociólogos como Andrés González, experto en estudios sobre el impacto de los medios audiovisuales en el comportamiento juvenil, opina que "los contenidos actuales ensalzan la competitividad y agresividad en detrimento de los valores familiares, pero no por ello tienen que llevar a los niños a imitar las conductas violentas, algo que sólo se da en caracteres psicopáticos y en momentos de crisis agudas."

Glaser en su Teoría de la identificación diferencial significó la importancia de los medios de comunicación en la conducta humana; sostiene que el aprendizaje de estas conductas no se adquiere por la vía de la comunicación interpersonal sino que "las personas llegan a cometer delitos porque se identifican con otras personas reales o ficticias con un comportamiento que, desde su punto de vista, es normal y que esta identificación se da bien por una relación positiva con los roles criminales de los personajes que se proyectan a través de los medios de comunicación o por una reacción contra de los que actúan contra la criminalidad. La elección de su conducta depende del grupo que como referencia escoja el individuo o de la adopción de un mecanismo para la justificación de su conducta.

"Esta teoría tiene una gran carga especulativa, por la suposición que hace de que la conducta criminal es producto de una decisión previa que la aprueba de antemano".

De todas formas, consideramos que unas y otras opiniones son válidas, lo cierto es que ellos constituyen poderosos instrumentos del control que ejerce la sociedad sobre sus miembros, por las posibilidades que ofrece la tecnología con que cuentan (sonido, imágenes animación, impresión) que les permite hacer llegar de una manera atractiva y "digerible" mensajes de todo tipo, de forma inmediata e instantánea tanto a los sujetos individualmente como a grupos sociales. La cuestión a resolver es qué es lo que debe trasmitirse y cómo debe hacerse.

EL CONTROL SOCIAL EN BASE A UNA POLÍTICA CRIMINAL  

La Política Criminal en una sociedad donde se dan grandes cambios sociales, tecnológicos, genera efectos colaterales que llegan a afectar a grandes masas de poblaciones o colectividad en su conjunto; efectos que se manifiestan en nuevos riesgos que resultan, no pocas veces controlables o son de difícil anticipación, generan temor en el colectivo social; ante este contexto la Política Criminal se expande, y ofrecería como respuestas lo siguiente:

  • En primer lugar, una significativa transformación del blanco de la nueva Política Criminal, que concentraría sus esfuerzos en perseguir la criminalidad de los peligrosos, únicos sectores sociales capaces de desarrollar tales actividades delictivas y que hasta entonces difícilmente entraban en contacto con la justicia penal; a tales efectos se contaría con el aval derivado de las demandas de intervención penal procedentes de las organizaciones sociales surgidas en los últimos tiempos en defensa de nuevos intereses sociales (asociaciones de consumidores, ecologistas, etc.), con el apoyo de unas mayorías sociales que se identifican con las víctimas de los abusos de los socialmente privilegiados; claro todo se realice bajo la óptica del estricto respeto de la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales.
  • En segundo lugar, la preeminencia otorgada a la intervención penal en detrimento de otros instrumentos de control social; la contundencia y capacidad socializadora del Derecho Penal, que en nuestra realidad el Derecho Penal no está para socializar a las personas que se han apartado de los preceptos normativos y creo que en ninguna realidad, se consideran más eficaces en la intervención de tales conductas que otras medidas de política económica o social, o que intervenciones llevadas a cabo en el seno de otros sectores jurídicos como el derecho civil, el derecho administrativo; de esto se colige, que el principio de subsidiariedad y el de intervención mínima son puestos en serio cuestionamiento.
  • En tercer lugar, la necesidad de adaptar los contenidos del Derecho Penal y Procesal Penal a las especiales dificultades que plantea la persecución de esta nueva criminalidad: a nuevas técnicas delictivas, a los obstáculos para determinar nuevos riesgos no permitidos, y a la trabajosa individualización de responsabilidades se ha de contraponer una actualización de los instrumentos punitivos; ello implica reconsiderar o flexibilizar el sistema de imputación de responsabilidad y de garantías individuales vigentes, lo que dependerá de la Política Criminal que se desea adoptar para la eficiente y eficaz lucha contra el fenómeno criminal, a través del Derecho Penal 8 conjuntamente con la Criminología, es decir a través del estudio del comportamiento de la persona en el actuar delictual.

Finalmente, la necesidad de impulsar y apoyar la democratización judicial, su autonomía y el pluralismo en su composición, como estrategia tendiente a la remoción de obstáculos formalistas y burocráticos en el ejercicio efectivo de los derechos reconocidos. Como dice Herrero16, es obvia la necesidad de que la Criminología se preocupe por estudiar el control social, tanto en sus dimensiones positivas como negativas, pues su influencia en la prevención y tratamiento de la delincuencia, en su aparición y en la lucha contra ella, es manifiesta. En este sentido, añade, la Criminología ha de orientar a los poseedores del control social en el señalamiento de los factores de integración social acordes con la libertad personal y el principio de igualdad de oportunidades, para potenciarlos, y en la indicación de sus disfunciones para atenuarlas o neutralizarlas en lo posible. La efectividad de un concreto sistema de control social penal es un tema problemático. Ni el incremento de las tasas de criminalidad registrada significa, sin más, un fracaso del control social penal, ni es viable un sistemático y progresivo endurecimiento de éste para alcanzar cosas más elevadas de eficacia. Asimismo, es cierto que el incremento de los índices de criminalidad registrada se ha interpretado, a menudo, como signo inequívoco de la crisis de la justicia, como expresión del fracaso actual del sistema de control social penal, pero en su opinión ello no puede interpretarse necesariamente como un incremento de la criminalidad real. Las encuestas de victimización han llamado la atención sobre este extremo; no parece que la criminalidad real haya aumentado en los últimos lustros, o al menos no en la forma tan acelerada y significativa que detectan las estadísticas oficiales. El control social penal tiene unas limitaciones estructurales, inherentes a su naturaleza y función, de modo que no es posible exacerbar indefinidamente su efectividad para mejorar, de forma progresiva su rendimiento. Antes bien, la prevención eficaz del crimen no ha de limitarse al perfeccionamiento de las estrategias y mecanismos de control social. En conclusión, se ha de resaltar que las mayores garantías de éxito en orden a la prevención del delito residen probablemente no en la superior efectividad o rendimiento del control social formal (mejor funcionamiento del sistema legal), sino en la más armoniosa integración o sincronización del control social informal y del control social formal, pues no se debe olvidar que el incremento de las tasas de criminalidad no es consecuencia directa del fracaso del 15 DÍEZ RIPOLLÉS, sino de otros factores. Antes bien, el control social falla porque el crimen (debido a otras causas) aumenta.

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